domingo, 3 de junio de 2018

Ángela Larios Muñoz (QEPD)

Ante el sorpresivo fallecimiento de nuestra hermana y amiga, Ángela Amada Larios Muñoz, no podemos dejar manifestar nuestro dolor por la separación física que su partida implica, pero nuestras oraciones no deben ser de pena, si no de acción de gracias, por que pese a todo los que la conocimos más allá del gruñido en la puerta del templo, sabemos que conocimos a una mujer acabalidad, quizás la ternura no fue su principal virtud y nunca la fingió por ser politicamente correcta.

Pero si podemos decir al Señor, tu hija Ángela Amada fue la expresión de la rectitud, del compromiso, la responsabilidad, la lealtad, la sinceridad, la entrega desinteresada, del gesto silencioso sin que nadie se enterara, pero por sobre todo una Fe inquebrantable, por muy dificiles que fueran los momentos.

Estamos seguros, que nuestra tristeza al despedirla, se amilana con la inmensa alegría de nuestra hermana al reencontrarse con sus padres, su hermano y tantos amigos que ya han partido antes que ella. Pues en esta tierra cumplió como hija, hermana, tía, amiga, trabajadora y en sus responsabilidades pastorales, pues cuando otros ya descansabamos ella esta ahí con su lápiz, calculadora y planillas, para que cada peso estuviera en su lugar.

Un día nos encontraremos con ella, quizás rodeada de sus seres queridos o quizás bailando un tanguito con su viejo amigo de toda la vida el Padre Humberto, como en las antiguas fiestas parroquiales y le pediremos permiso para llevarla al compás de un bolero.

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