Después de varias semanas, ya se puede apreciar el resultado de los trabajos de pintura, efectuados en nuestro templo parroquial.
Tras casi veinte años, nuestra vieja y querida casa, a recibido una "manito de gato" y a vuelto a los colores originales: ladrillo y blanco, lo que resalta su hermosura y se ve iluminada, convirtiéndose en un signo de pascual, en medio de la ciudad.
Después de tantos rayados y daños, producto del templo, nuestro templo, nos recibirá con la cara limpia, una vez que podamos volver a las celebraciones presenciales.
También implica un compromiso de todos para cuidar y proteger este trabajo, dando aviso cuando los amigos de los rayados, quieran usarla de block de dibujo.
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